yace la carne lánguida
apresando los instrumentos
de existencia
de permanencia
de tortura
sobre la carne
yace la piel cansada
de tanto marcar
los límites:
donde yo empiezo
donde lo demás termina
sobre la piel
extiendo la sike
y se rebalsa siempre
de mi hacia el mundo
porque su fuente
no se rompe
no se mide
ni se agota
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